Apocalipsis 5:1-5

Apocalipsis 5:1-5

El rollo y el Cordero

el roolo y el cordero

5  Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos. 2 Y vi a un ángel fuerte que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos? 3 Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni aun mirarlo. 4 Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo. 5 Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.

La palabra <libro> se refiere a un rollo     rollo con siete sellos  los libros encuadernados no extistian en esos dias. Estos rollos se hacia de juncos junco

que crecian en los rios y eran muy costosos. Este rollo en particular es el titulo de propiedad de Cristo sobre la creacion. Un testamento romano se sellaba con siete sellos;este rollo es un testamento , que otorga a Cristo el derecho de reclamar la creacion por virtud de su sacrificio. Un testamento solo lo podia abrir el heredero y Cristo es el herdero de todo (Heb 1:2) El hecho de que el rollo esta escrito por ambos lados muestra que no se le puede anadir nada mas; el destino de un mundo pecador ya esta determinado.

Apocalipsis contiene varios símbolos variosimbolosque para entenderlos deben ser interpretados a la luz del Antiguo Testamento. En este caso es necesario hacer referencia a Jeremías capítulo 32 en el cual se ve en operación el proceso de lo que se llamaba la redención de la tierra. El fundamento de este propósito fue ordenado por Dios en Levítico 25:23-28 donde dice: “La tierra no se venderá a perpetuidad, porque la tierra mía es; pues vosotros forasteros y extranjeros sois para conmigo. Por tanto, en toda la tierra de vuestra posesión otorgaréis rescate a la tierra. Cuando tu hermano empobreciere, y vendiere algo de su posesión, entonces su pariente más próximo vendrá y rescatará lo que su hermano hubiere vendido. Y cuando el hombre no tuviere rescatador, y consiguiere lo suficiente para el rescate, entonces contará los años desde que vendió, y pagará lo que quedare al varón a quien vendió, y volverá a su posesión. Mas si no consiguiere lo suficiente para que se la devuelvan, lo que vendió estará en poder del que lo compró hasta el año del jubileo; y al jubileo saldrá, y él volverá a su posesión”. 

De esta manera se garantizaba que nadie se vuelva un terrateniente y que la tierra permanezca en la misma familia de generación en generación. En Jeremías 32, Dios dijo a su siervo, el profeta, que su primo Hanameel vendría a pedirle que redima o compre su campo en Anatot, territorio de Benjamín. Jeremías hizo lo propio y redimió o compró ese campo por 17 siclos de plata. Luego Jeremías escribió los detalles de la compraventa en dos rollos.

Uno de ellos era de dominio público. No se lo sellaba, pero el segundo era sellado con siete sellos y guardado en una vasija de barro en el templo. Se lo sacaba de allí solamente cuando aparecía alguien con el derecho para redimir esa propiedad, conforme a las instrucciones que leímos en el libro de Levítico. A la persona con derecho para redimir la tierra se le conocía como el pariente redentor. Si todo estaba en orden, el pariente redentor podía comprar la tierra, para recuperarla y era reconocido como legítimo propietario de esa tierra.

Cuando Dios creó todas las cosas, dio a Adán el dominio de todo lo creado adan-nombra-animales600. Pero Adán perdió dominio de la creación cuando cayó en pecado. Satanás por tanto, llegó a dominar la creación. Pero solo por un tiempo. Solo hasta que aparezca un pariente redentor de Adán. El libro sellado con siete sellos, escrito por dentro y por fuera, que Juan vio en la mano del que estaba sentado en el trono, es el título de propiedad de la creación.

¿Quién será el pariente redentor con el derecho de abrir los sellos de este libro? Pues de eso trata el resto del pasaje. Veamos quien es este pariente redentor.

Apocalipsis 5: 2-5 dice: “Y ví un ángel fuerte que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos? Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni aun mirarlo. Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo. Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos”.

Mientras Juan miraba atónito el libro sellado con siete sellos en la mano del que estaba sentado en el trono, oyó la voz poderosa de un poderoso ángel. El hecho que Juan hable de un ángel fuerte lleva a pensar que se trataba del ángel Gabriel, porque el nombre Gabriel justamente significa: El hombre fuerte de Dios. Según Lucas 1:19, Gabriel está delante de Dios. Este ángel hace una pregunta penetrante y pertinente: ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos? En otras palabras estaba preguntando: ¿Quién es el pariente redentor de Adán con el derecho para redimir la creación cuyo dominio cayó en poder de Satanás? Juan debe haberse ilusionado mucho. Por fin la creación será liberada del dominio de Satanás. Pero la ilusión muy pronto se tornó en decepción.

Dice el texto que ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra podía abrir el libro, ni aun mirarlo. Esto significa que en el universo entero no había ninguno digno de redimir la creación de Dios. A lo largo de la historia de la humanidad, muchos hombres se han levantado pretendiendo redimir o ser dueños de la creación. Nabucodonosor fue uno de ellos, pero fracasó estruendosamente. Después se levantó Alejando Magno. Se puso a llorar cuando no había más territorio que conquistar, pero en cuestión de un año estaba muerto y su imperio se desintegró. Mas tarde se levantó Julio César, pero su imperio también se evaporó. A él le siguieron Carlomagno, Napoleón, y hasta Hitler. Personas que intentaron dominar la creación. Ninguno de ellos fue digno. Al saber que no había ninguno digno de recuperar el dominio de la creación, Juan se puso a llorar como un bebé. Como es posible que la creación continúe bajo el dominio de Satanás. En eso, se levantó de su trono uno de los veinticuatro ancianos y con ternura dijo a Juan:  ” No llores “.  Hermosas palabras. Pero lo que este anciano dijo a Juan fue mucho más grandioso. He aquí el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos. Estas palabras deben haber sonado como dulce melodía a los oídos de Juan.

Se había hallado a uno digno de abrir el libro y desatar sus siete sellos. Apareció el pariente redentor de Adán. Se trata del León de la tribu de Judá. La raíz de David. Esto significa que no es otro sino el Mesías de Israel, el Ungido, el Cristo jesus                 Leon_de_Yahudad77Él es el León de la tribu de Judá, según Génesis 49:9-10. Habla de su fiereza y fortaleza, la cual fue velada en debilidad en su primera venida a este mundo, pero se manifestará en toda su magnitud en su segunda venida. También él es la raíz de David. Es otro de sus títulos. Aparece en Isaías 11:1. Habla de su derecho a ocupar el trono de Israel. Además dice el texto, que Jesucristo ha vencido. Esto se refiere a la victoria que él obtuvo sobre Satanás en la cruz del Calvario. Por todo esto, Jesucristo es el pariente redentor de Adán. Es el que tiene derecho para redimir la creación que por el pecado de Adán quedó bajo dominio de Satanás. Es el único digno de abrir el libro y desatar sus siete sellos. Juan debe haberse sentido tan gozoso. Juan conocía a Jesucristo personalmente. Qué satisfacción debe haber sentido al saber que él ha recuperado lo que el hombre perdió en el huerto de Edén.

Si Usted tiene a Cristo como su Salvador, Usted está del lado de la victoria. No importa que por ahora parece que Satanás tiene las de ganar. En definitiva es un enemigo derrotado. Muy pronto perderá el dominio que por ahora tiene sobre la creación.

Apocalipsis 4:8-11

Apocalipsis 4:8-11

7 El primer ser viviente era semejante a un león; el segundo ser era semejante a un becerro; el tercer ser tenía el rostro como el de un hombre, y el cuarto ser era semejante a un águila volando. 8 Y los cuatro seres vivientes, cada uno de ellos con seis alas, estaban llenos de ojos alrededor y por dentro, y día y noche no cesaban de decir: SANTO, SANTO, SANTO, es EL SEÑOR DIOS, EL TODOPODEROSO, el que era, el que es y el que ha de venir. 9 Y cada vez que los seres vivientes dan gloria, honor y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos,10 los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo: 11 Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria y el honor y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.

Notas:

El primero era semejante a un león. Esto denota poder y fortaleza. leon

El segundo era semejante a un becerro. Esto denota servicio en humildad. becerro

Los querubines están para servicio de Dios. querubines

El tercero tenía rostro como de hombre. Esto denota que son seres vivientes racionales con intelecto, emociones y voluntad, al igual que el hombre. cara de hombre

El cuarto era semejante a un águila volando. Esto denota agilidad para cumplir con la voluntad de Dios. aguila

Cada uno de estos seres vivientes tenía seis alas,  y alrededor y por dentro estaban llenos de ojos. Redondeando todo esto, diríamos que el trono de Dios estaba rodeado de querubines   capaces de examinar minuciosamente lo que estaba pasando, cuyo propósito era guardar la santidad en el cielo. Estos querubines eran fuertes y vigorosos como el león, dedicados exclusivamente a servir en humildad como un becerro, capaces de pensar, de sentir y de actuar con voluntad propia, como el hombre y siempre listos a actuar con rapidez en obediencia a la voluntad de Dios.  Los-4-seres-vivientes

Es difícil hacerse una idea de cómo lucían estos seres vivientes. El hecho de estar llenos de ojos delante, detrás, alrededor y por dentro nos hace pensar en que nada escapa de su escrutadora mirada. Estos seres vivientes no son omniscientes, porque solo Dios tiene este atributo, pero ciertamente están al tanto de todo lo que sucede alrededor del trono de Dios. Pero, ¿quiénes son estos seres vivientes? Una comparación de estos seres vivientes con lo que tanto Ezequiel como Isaías vieron en visión, nos ayuda a identificar a estos seres vivientes. Se trata de querubines, quienes son una orden angelical que se ocupa de guardar la santidad de Dios. Su presencia alrededor del trono de Dios garantiza la absoluta santidad del cielo. Pero note que cada ser viviente tenía su particularidad.

Esta es la alabanza de los cuatro seres vivientes. ¿Con qué frecuencia alababan a Dios? El texto dice que no cesaban día y noche”Eso explica que sin cesar, de día y de noche estén dedicados a alabar a Dios. Tambien vemos el tema de la alabanza. Es sencillo. Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir. Varias cosas triples aparecen en el tema de alabanza. Tres veces santo, tres nombres diferentes: Señor, Dios y Todopoderoso y tres aseveraciones sobre su eternidad e inmutabilidad. El que era, el que es y el que ha de venir. Dios es un ser trino. Es uno solo, pero existe en tres personas.

La alabanza de los ancianos. Esto deberá ser algo espectacular. Tan pronto los cuatro seres vivientes reconocen en alabanza la magnificencia y eternidad de Dios y además expresan sus acciones de gracias al que está sentado en el trono, los veinticuatro ancianos comienzan por descender de sus tronos y se unen a esta alabanza y arrojan sus coronas ante el trono.  Luego se postran delante del que está sentado en el trono, y echando sus coronas delante del trono mientras cantan este himno: Señor, digno eres de recibir la gloria, y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas. Esto se repite sin cesar, porque los cuatro seres vivientes, de noche y de día, sin cesar rinden alabanza a Dios. Recuerde que los veinticuatro ancianos representan a la iglesia en su estado glorificado en el cielo. Podemos por tanto decir que es la iglesia toda quien día y noche, sin cesar rendirá alabanza a Dios de la manera que ha sido descrita.

Vemos también el cántico de los veinticuatro ancianos 24 ancianos alabando al senor  Reconocen la magnificencia de Dios cuando dice: Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder. Pero aquí viene algo novedoso. El cántico pone énfasis en  Dios como creador. Porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas. En Apocalipsis 5:9-10 los seres vivientes y los ancianos se unen para alabar a Dios por su redencion mediante la sangre de Cristo, porque incluso la creacion es redimida mediante la cruz . En Apocalipsis 11:16-19 los cielos alban a Dios porque El es el juez que castigara con justicia al mundo por sus pecados .

El escenario esta listo; se ha llevado a la iglesia al cielo, el Senor esta en el trono y los cielos le alaban y esperan el derramamiento de su ira. Es interesante notar que el nombre de Dios que se usa aqui es < Senor Dios Todopoderoso> (4.8)

Ha llegado el momento de tomar dominio de lo creado. Por eso la iglesia estará alabando a Dios como creador. Si Usted es un hijo de Dios, Usted estará algún día, alabando a Dios sin cesar, noche y día. Más vale que desde ahora comience entonces a deleitarse en la alabanza a Dios. Amen .

Libro de Apocalipsis 1:9-11

                                                       alfa y omega el primero y el ultimo

Una visión del Hijo del Hombre

Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo. 10 Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta,11 que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea.

La porción bíblica para nuestro estudio bíblico de hoy se encuentra en Apocalipsis 1: 9-11. Pero antes de entrar a un análisis de esta porción bíblica, es necesario indicar que el libro de Apocalipsis se divide en tres partes. La división aparece claramente en Apocalipsis 1:19 donde dice: “Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de estas.”

La primera parte, las cosas que has visto. Apocalipsis 1:9-20. La segunda parte, las cosas que son, Apocalipsis 2 y 3 y la tercera parte, las cosas que han de ser después de estas, Apocalipsis 4 a 22.

La primera parte gira en torno a la visión de Juan en la isla de Patmos. La porción que nos corresponde estudiar es la primera sección de esta parte. Bien podríamos llamarla las circunstancias de la visión.

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Apocalipsis 1:9 dice: “Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo”

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Varias cosas dignas de tomarse muy en cuenta aparecen en este versículo. Vemos que la persona quien recibió la visión se identifica a sí mismo como Juan. Se trata del apóstol Juan como ya había mencionado anteriormente, el mismo que escribió el Evangelio que lleva su nombre y las tres cartas que también llevan su nombre. Este Juan es el sencillo y humilde pescador, hijo de Zebedeo y hermano de Jacobo. Su vida dio un giro de 180 grados cuando conoció a Jesús. Juan es el discípulo amado, quien tuvo el privilegio de recostarse sobre al lado de Jesús en la última cena. Ahora, cuando recibe la visión era un anciano, debe haber tenido más de 90 años. Pero note la humildad de este gran hombre. Al identificarse a sí mismo no antepone el gran título de Apóstol, como sacando pecho, sino que opta por describirse a sí mismo de una manera sencilla pero hermosa.

Es simplemente vuestro hermano. La grandeza de carácter no lo dan los títulos que se adquiere sino las acciones que se practican. Hermano es el calificativo más sublime que un creyente puede anteponer a su nombre. El gran apóstol Juan prefería que le llamen simplemente hermano. Además Juan da testimonio que es copartícipe de otros creyentes en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo. Juan había recibido su dosis de tribulación en la obra del Señor y era copartícipe de todos aquellos que somos atribulados en la obra del Señor. Pero Juan también era parte del maravilloso reino del que el Señor es el Rey y por tanto era copartícipe de todos aquellos que también somos parte de ese reino. Además Juan anhelaba con todo su ser ver de regreso a su amado Jesucristo y por tanto es copartícipe de todos aquellos que con paciencia esperamos la venida de nuestro Salvador. Luego Juan nos da un informe detallado de su situación cuando recibió la visión. Dice que estaba en la isla llamada Patmos. No estaba de vacaciones.

La isla de Patmos no era una isla a la que alguien desearía ir por su propia voluntad. Era una isla árida, de origen volcánico, rocosa, con escasa vegetación. Un lugar inhóspito a unos 24 kilómetros de Efeso en el mar Egeo. Mide apenas 15 kilómetros de largo por 10 kilómetros de ancho. En esta isla se estableció una especie de prisión para peligrosos delincuentes. Era el Alcatraz del primer siglo. Era equivalente a estar en Siberia en pleno invierno. Allí estaban las galeras en las cuales los presos trabajaban hasta el agotamiento sin las más mínimas comodidades. La alimentación era escasa. Los presos vestían harapos. Muchos de ellos tenían que dormir en húmedas y oscuras cavernas. Algunos de los presos eran tan peligrosos que era mejor estar lo más lejos posible de ellos. La soledad era el mejor compañero. ¿Le gustaría estar en un lugar así? Bueno, Juan, a sus 90 años llegó a este lugar. ¿Por qué? El texto dice que fue por la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo. Juan llegó a esa Isla como resultado de la persecución por el solo hecho de seguir y servir a Jesucristo. La tradición dice que Domiciano el feroz emperador romano tomó preso a Juan y para acabar con su vida ordenó que le arrojen en aceite hirviendo. Sin embargo, Juan no murió. De una forma milagrosa, su vida fue preservada. Domiciano se asustó tanto por este hecho que no se atrevió a intentar matarlo nuevamente, pero le desterró a la inhóspita isla de Patmos. En esa isla desierta y rodeado de tantos peligros, Juan pudo haberse quejado contra Dios.

A lo mejor Juan pudo haber dicho a Jesucristo: Te he seguido y te he servido toda mi vida hasta la vejez y ahora que estoy viejo ¿Por qué me tratas así? O a lo mejor Juan pudo haber dicho a Jesucristo: Ya soy demasiado viejo. Es hora que me des algo de comodidad en mi vejez. Pero Juan no oró así ni pensó así. Juan sabía que seguir y servir a Jesús tiene su precio. Ese precio es la persecución o la incomprensión o la oposición y Juan estuvo siempre dispuesto a pagarlo. Seguir y servir a Jesús no garantiza que vamos a vivir con comodidad en este mundo.

Apocalipsis 1:10-11. Dice así: “Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta, que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea.”

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Cuando Juan dice que estaba en el Espíritu en el día del Señor, no significa que Juan estaba lleno del Espíritu Santo en un día Domingo en algún culto dominical. En la isla de Patmos no había iglesia porque aparte de Juan no había creyentes. Además, Juan estaba lleno del Espíritu Santo también de Lunes a Sábado, no sólo los Domingos. Lo que dice Juan es que por el poder del Espíritu Santo fue transportado de una manera sobrenatural de la esfera material a la esfera celestial, donde recibió la revelación de Jesucristo para ser registrada en un libro.

Cuando Juan dice que estaba en el día del Señor, quiere decir que los eventos que estaba por ver tienen relación con lo que la Biblia llama el día del Señor, lo cual es algo diferente al día Domingo. El día Domingo en la Biblia se conoce como el primer día de la semana. El día del Señor significa el período de tiempo en el cual Dios derramará su juicio sobre este mundo incrédulo e impondrá su gobierno soberano. Visto así, El día del Señor se extiende desde el comienzo mismo de la tribulación y termina con el juicio del Gran Trono Blanco, incluyendo la segunda venida de Cristo y el reino milenial. Si algunos de estos términos son un tanto oscuros para Usted, no se preocupe que a medida que avancemos con el estudio de Apocalipsis se irán aclarando. La primera experiencia de Juan en el Espíritu en el día del Señor, es oír detrás de él una gran voz como de trompeta. Esto significa que era un sonido claro e inteligible. Se podía entender perfectamente. El mensaje retumbó en los oídos de Juan. Decía así: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Esta es la forma como Jesucristo se describió a sí mismo. En él se encierra todo.

Él es el eterno y preeminente Dios. Luego Juan recibió una orden de Jesucristo: La orden decía así: Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias en Asia: A Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea. Lo que Juan estaba por recibir es el libro de Apocalipsis. Ahora Juan sabía que debía registrar todo lo que estaba por ver en un libro, el cual, debía ser enviado a siete iglesias ubicadas en lo que hoy es Asia Menor. De estas iglesias hablaremos en detalle más adelante en nuestro estudio. Mientras Juan se apresta a darse vuelta para ver con sus ojos a quien estaba hablando detrás de él, nosotros nos quedamos pensando en lo afortunado que fue Juan al percibir de esta manera la gloria celestial. Es la recompensa a su sufrimiento. El camino a la exaltación siempre estará empedrado de sufrimiento.

Estudio de la Biblia Libro de Apocalipsis capitulo 1

La revelación de Jesucristo

Libro Apocalipsis /Revelaciones                              El-Libro-del-Apocalipsis-230211

Capitulo 1

Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca.

1 La revelación de Jesucristo, rollosque Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan, 2 que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto.3 Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca.

El libro de las Revelaciones o Apocalipsis de san Juan o “Revelación de Juan” es el último libro del Nuevo Testamento. También es conocido como Revelaciones de Jesucristo . Es considerado por la mayoría de los eruditos el único libro del Nuevo Testamento de carácter exclusivamente profético.

El Apocalipsis quizás sea el escrito más rico en símbolos de toda la Biblia. La cantidad de símbolos, eventos y procesos complica la tarea de interpretar la totalidad del texto y, como tal, ha sido objeto de numerosas investigaciones, interpretaciones y debate a lo largo de la historia.

A partir de hoy en adelante escribiré todos los días unos cuantos versículos comenzando por el capitulo 1 hasta su final capitulo 22 . Para todo el que desee leerlo. Busque su interpretación y vera lo que nuestro Señor Jesucristo nos ha declarado para los últimos tiempos .

Dios Los bendiga !

Recibe bendicion todo aquel que lee  estas PROFECIAS en alta voz !!!